¡Volveremos a tener esclavos!
¿Suena violento? Bueno, igual me siento cada vez que veo una publicación de “volveremos a abrazarnos” en las redes sociales.
Un poco de contexto. Estamos en el tercer mes de confinamiento durante la pandemia de COVID19. Mientras la desesperación va aumentando en algunas personas, muchos ya se han adaptado y no falta el que asegura que no volverá a salir de su casa. Lo que a ninguno ayuda, son las publicaciones seudo optimistas mostrando amaneceres luminosos y gente abrazándose en las calles. Daña porque levanta una expectativa tan falsa como la de alguien que durante la Guerra Civil Norteamericana hubiera dicho ¡volveremos a tener esclavos!
Cada vez que ha ocurrido un acontecimiento con impacto global, las cosas no vuelven a ser como antes. Con la crisis del petróleo de los 70s dejaron de fabricarse los autos tragones y nos acostumbramos a pensar en economía de combustible. Después del 11 de septiembre dejamos de viajar despreocupados; después de la peste dejamos de convivir con ratas y con un poco de suerte no volveremos a construir hornos para matar judíos en masa.
Ciertamente la humanidad no cambia ni aprende, pero ciertos comportamientos visibles sí han ido cambiando con el tiempo. Los médicos ahora se lavan las manos ANTES de las operaciones, nos solemos cepillar los dientes más a menudo y el inodoro forma parte de muchísimos hogares.
Creo que es muy poco probable que salgamos a abrazarnos a las calles cuando se acabe el confinamiento. Sospecho que no daremos besos en las mejillas a desconocidos durante mucho tiempo hasta que quizás desparezca esa costumbre. Los apretones de manos dejarán de ser símbolo de confianza y se volverán lo contrario.
¿Importa esto? Bastante.
Los creadores de imagen y los comunicadores sociales deberían estar conscientes de las consecuencias de sus mensajes. Levantar falsas expectativas no contribuye a una pronta recuperación. Debemos empezar a pensar en cómo vamos a convivir de ahora en adelante, al menos durante los primeros años hasta que alcancemos la inmunidad ante el nuevo virus, PERO TAMBIÉN cómo evitaremos que ésto se repita.
A todos nos molesta quitarnos los zapatos en los aeropuertos pero gracias a eso y muchas medidas más, no se ha vuelto a repetir un ataque terrorista con aviones comerciales. Hasta ahora. No dudo que a muchos les encantaría salir a besar a sus vecinos, pero si a cambio tengo que estar encerrado otros cinco meses, prefiero saludarles de lejos, aunque no me guste.
Esa nueva normalidad no tiene por qué ser mala. Sin duda es molesto pagarle a los empleados en lugar de tener esclavos, pero creo que en términos generales estamos un poco mejor sin esclavitud legal, aunque ciertamente la esclavitud sigue existiendo. Si no volvemos a abrazarnos, está bien. Si no volvemos a tener esclavos, está bien también. Todo es cosa de irse acostumbrando.