Religio depopulata
En 1595 San Malaquías predecía que por esta época habría una despoblación mundial. Hace 400 años no se concebía una humanidad sin religión y hace 100 años los demógrafos auguraban un futuro apocalíptico con un planeta sobrepoblado y los humanos comiéndose unos a otros en las calles.
Nadie ha podido probar la veracidad de las profecías de Malaquías y el escenario apocalíptico pareciera no estar en los planes de los próximos 50 años.
Sin embargo, el 2023 cerró con un hecho sorprendente: No se alcanzó la tasa de reemplazo de la humanidad.
Tratemos de explicarlo en términos simples: Para mantener la población mundial, se necesita que cada mujer tenga un promedio de 2.3 hijos. ¿Por qué no 2?, dirá usted, si son dos padres, con dos hijos se mantiene la población y no hay explosión demográfica. No lo sé con exactitud, pero supongo que alguno se muere, otro decide no tener hijos y así… El caso es que 2 hijos no son suficientes para mantener una población humana.
En Europa hace mucho que se observaba este fenómeno, y específicamente en España era ya común ver pueblos vacíos, con unos pocos ancianos resistiendo para mantener el pueblo con vida. Pero la gente creía que los latinos y los africanos se encargarían de mantener sobrepoblado el mundo porque para eso están los pobres, ¿no? Mano de obra barata, diría el ex presidente Jimmy Morales.
Resulta que no. Gracias a una mayor educación y el esfuerzo intenso de las ONGs financiadas por los países desarrollados, las mujeres latinas y africanas ya aprendieron que tener hijos es malo. Para el 2016 todos los “genios” en Guatemala predecían una población de 22 millones de habitantes y el Censo arrojó una cifra de 16 millones. “Es corrupción, el censo no sirve”, dijeron, pero nadie quiso darse cuenta que las niñas ya no tienen hijos a los 14 años y que las familias promedio ya no son de 6 integrantes sino de 4.
Mientras los viejos sigamos respirando, Malaquías seguirá intrigado de ver las iglesias llenas de cabecitas blancas y las ONGs seguirán regalando condones en las escuelas. Pero en los próximos 50 años esto empezará a cambiar. Cada viejo que se muera dejará una banca vacía que no será ocupada porque no tuvo nietos. Poco a poco las iglesias, las escuelas y las fábricas empezarán a quedarse vacías, por falta de viejos, falta de niños y falta de mano de obra barata.
A nadie le va a importar, porque la religión es cosa de la Edad Media, los maestros están en huelga y las máquinas pueden hacer el trabajo de 50 hombres.
Cuando los millenials sin hijos empiecen a morir, saltarán las alarmas. En un mundo lleno de feministas estériles y adolescentes haciéndose la vasectomía a los 14 años para evitar demandas de paternidad, ninguna política poblacional logrará recuperar la población diezmada por las ideologías.
“& Judex tremendus iudicabit populum suum. Finis”