¿Por qué no ambos?
Esta semana me ha tocado soportar el argumento más estúpido que he escuchado en mi vida. Liberales imbéciles argumentando contra la ley de protección a la familia con el argumento fatuo de que “se mueren niños de desnutrición”.
Lo digo con claridad y todas sus letras: Matar bebés no soluciona la desnutrición. Al contrario.
El problema de la falta de respeto a la vida que existe hoy en toda la humanidad y no solo en mi país, empieza cuando se considera a cada niño “un estorbo” del que hay que deshacerse antes de que pida pan. Con extremo dolor fui testigo de un aborto ocurrido al mismo tiempo que mi nieta estaba siendo gestada y nadie puede llegar a imaginarse lo terrible que es eso. Pensar que por un par de cuadras y otro par de imbéciles mi angelito podría hoy estar pudriéndose en una bolsa roja en lugar de darle alegría y esperanza a nuestras vidas es una cosa que de ninguna manera soluciona el hambre.
Son esos mismos estúpidos liberales que quieren abortar a mansalva los que propician la desnutrición, porque odian a la humanidad y sólo aman sus iPhones, sus noches de parranda y su “libertad”. Jamás los verá usted haciendo nada bueno por los mismos niños que juran estar defendiendo, su único interés está en su placer y sus lujos, como si hubiera tesoro más grande que la sonrisa de un bebé.
Como no soy tan estúpido, entiendo que una ley no soluciona todo. Pero es un paso en la dirección correcta. Respetar la vida empieza desde la concepción y sólo cuando entendemos que cada vida es un tesoro, empezamos a entender que ese niño desnutrido también lo es y merece que no compremos el último televisor 4K con tal de darle un plato de frijoles.
Me enerva sobremanera la estupidez de mi gente.