“Primero Dios” no es darse por vencido
En mi pueblo acostumbra decirse “primero Dios”, y “vamos a ver qué dice Dios” para dar por terminada una conversación en la que se ha perseguido un objetivo pero ya no se encuentra nada más que decir.
“Ando buscando trabajo” “Primero Dios lo vas a encontrar”.
“Voy a una entrevista … a ver qué dice Dios”.
Nos parece ya tan normal que Dios se queda mudo, que decir “primero Dios” es equivalente de “aquí se acabó la lucha, ya no puedo hacer nada más”.
Nada más alejado de la realidad. “Primero Dios” es apenas el principio.
Analicemos la frase “vamos a ver qué dice Dios”. En ningún lado de esa frase dice “quedémonos sentados a que nos caiga maná del cielo”. Allí dice “vamos”, eso es una acción y una acción muy clara: “vamos a ver”. ¿A dónde vamos a ver? La fuente infalible de la palabra de Dios es la Biblia así que allí deberíamos ir primero que nada. Vamos y miremos qué dijo Dios al respecto de esta situación que me ocupa. No significa quedémonos esperando un mensaje del cielo. Significa vamos a leer, vamos a escudriñar, vamos a sacarle el jugo al Evangelio, a la Ley, a los Profetas y, para nosotros los católicos, a los escritos de los padres a ver qué han dicho sobre esto.
De allí la importancia de mantenerse constantemente estudiando la Palabra de Dios, porque si confiamos en que el día menos pensado vamos a abrir la Biblia que ha estado acumulando polvo y nos va a salir un mensaje divino, más nos valdría tirar una moneda al aire.
Como un artículo es muy corto para examinar “qué dice Dios” al respecto de todas las situaciones en la vida, concentrémonos en una: “Primero Dios”. Si hacemos un estudio largo y profundo de la Palabra de Dios, nos encontraremos con que NS Jesucristo resumió toda la Ley y los profetas en dos mandamientos y de esos le dio prioridad a uno: amar al prójimo. “En esto todos reconocerán que ustedes son mis discípulos: en el amor que se tengan los unos a los otros”. Allí está claramente LO PRIMERO que pide Dios.
¿Tengo un problema con otra persona? Lo primero es amarla. Ya sé, es difícil. “Sopórtense los unos a los otros, y perdónense mutuamente siempre que alguien tenga motivo de queja contra otro”. Eso es lo que dice Dios. No dice andá a buscar venganza, no dice hacé que la despidan, no dice quejate con el profesor. Dice “sopórtense”. Allí empieza la lucha.