Las pajas que nos venden
Desde hace mucho quería hablar sobre esto, pero no me había atrevido. Verán, el mundo en el que me muevo está sustentado en un montón de principios falsos, pero no es fácil exponerlos todos, porque precisamente son el sustento de esta sociedad.
Pero en la medida que la sociedad está colapsando y yo también, me importa cada vez menos exponer la realidad, como si a alguien le importara. Así que ahí va la primera:
“Debemos ser el número uno”. En ventas, en publicidad, en mercadeo, en los deportes, en la escuela, en las películas y hasta en la familia nos bombardean constantemente con la idea de que sólo existe una posición válida y es la número uno. Tienes que vivir en el país más lindo del mundo, tener el mejor papá del mundo, ganar la medalla de oro y ocupar el primer puesto en las encuestas. Todo lo demás, dicen, es ser un fracasado.
La falsedad de estas afirmaciones es tan obvia que pasa desapercibida. ¿Qué sentido tiene hacer un campeonato si sólo hay una posición válida? ¿Qué hacen los otros 19 equipos? Es obvio que para que exista un primero tiene que existir un último y en la vida real es tan importante el primero como el tercero, el cuarto como el noveno.
El problema es que cuando te meten en la cabeza que sólo el número uno es importante, el 99% de las personas viven frustradas y estresadas y el 1% vive sufriendo por la defensa de su “título” y el resultado es que nadie es feliz con lo que tiene. En casos extremos, se inventan las categorías tan rebuscadas que carecen de sentido (“la cerveza número uno de este restaurante”) o la gente simplemente se tira de un puente porque no soporta la idea de ser un número dos (sin ánimo de ofender).
Actualmente dejo de escuchar y apago el cerebro cuando el motivador de turno empieza con la paja del número uno. Es ridículo, pero no se lo voy a decir en su cara. Prefiero que él viva frustrado y no yo. Recomiendo vivamente a quien quiera ser feliz que haga lo mismo. En este mundo sólo puede haber un número uno y él tampoco es feliz. Deja de contar y vive feliz con lo que eres, con lo que tienes y con lo que puedes conseguir.
Por supuesto que esto también tiene su base en el Evangelio: “El que quiera ser primero, que se haga servidor de todos”, dice el Señor. Muy raro habría sido que Él dejara de tocar este tema tan importante. Abandona ya esa carrera de ratas que no te lleva a ningún lado, renuncia al puesto a la diestra y lávale los pies al que no lo merece.
Ya veremos si me atrevo a escribir una segunda parte de esta serie.