¿Dónde están los influencers?
Acaban de pasar las elecciones en Guatemala y no me ha sorprendido para nada que “nadie” votó por los principales candidatos. Más allá de las teorías conspirativas, la realidad es que ese “nadie”, entre comillas, se refiere a que “nadie” en Twitter o Facebook votó por ninguno de los candidatos ganadores.
Entonces, ¿qué pasó con el ENORME efecto que supuestamente tienen los influencers en estas redes sociales? Si realmente se pudiera lograr algo a través de un influencer, habría al menos alguien por allí reivindicando su voto por A ó por B, o alguno de los otros candidatos habría obtenido una posición.
Pero la respuesta es “nadie”. Cero. Ziltch. Cuas. Nada.
Esto demuestra claramente que hay dos tipos de personas en las redes sociales: Los que hablan y los que callan. Los que callan son mayoría y no tienen nada que ver con los que hablan. Pero nada.
Aún no sé qué pasa, por qué la gente que actúa, vive, compra y vota no se parece en nada a los que hablan, pero el fenómeno es completamente claro y demostrado en las ventas y las elecciones: Más gente compra en un negocio, que gente que hace clic o interactúa con las publicaciones. Más gente vota por otro partido, que por el partido que mandan los influencers.
Hace mucho que me he negado a pagarle a los influencers por promover un producto. Sigo negándome y las elecciones me dan la razón. Es un total desperdicio de dinero y es más probable que el efecto sea contraproducente. Una teoría perfectamente válida de este fenómeno la dice con mucho humor Bob Pop diciendo“A lo mejor el problema es que hay demasiados influencers y pocos referentes”.
Suponiendo que haya alguien leyendo esto, que se tome la molestia de leer a Bob Pop, me dará la total razón: Que lo que diga un maricón en España le viene sobrando. Pues sí. Exactamente ese es mi punto. Lo que diga cualquier influencer a usted le tiene sin cuidado. ¿Qué puede hacerle cambiar de opinión? Otro día escribiré sobre eso.