¿Quién está cocinando?
Tengo un amigo que cocina profesionalmente. Es decir, es cocinero desde que era muy joven.
(Bueno, aún es joven, pero era MUCHO más joven cuando empezó).
El caso es que este chico aprendió a cocinar en la cocina, no en los libros. Tiene un estilo, digamos… poco ortodoxo. Es intuitivo, no toma medidas, deja las ollas sin vigilar… es un desastre.
Cada vez que me toca verlo preparar algo, especialmente si es algo nuevo, me pone muy nervioso. Para más inri, como es más joven que mis hijos, tengo siempre la tentación de regañarlo, dirigirlo y decirle todo lo que está haciendo mal. Y cuando no me aguanto más y le digo algo, me contesta “¿Quién está cocinando, usted o yo?” Invariablemente él sigue con lo suyo y lo que prepara le sale delicioso. No importa lo que sea, no importa lo desordenado que a mí me parezca, al final el plato sale perfecto, aunque nunca antes lo haya hecho y aunque nunca lo haya probado. Sale perfecto.
Con mucha frecuencia, cuando veo que en mi vida todo sale mal, tengo una fuerte tentación de reclamarle a Dios y decirle todo lo malo que me hace. ¿Por qué ésto? ¿Por qué aquéllo? ¿Por qué a mí, por qué ahora?
Y me imagino a Dios respondiendo “¿Quién dirige tu vida, tú o yo?”
Espero que igual que Miguel, Dios decida no hacerme caso y siga cocinando. Seguro que al final todo sale perfecto.