Fides et Ratio
Así se llamaba una encíclica, pero lo que quiero tratar hoy es sobre los límites entre la fe y la razón.
Puesto de manera simple, la fe llega a donde la razón no alcanza. Por ejemplo, ¿qué hay más allá de la muerte? Por mucho esfuerzo que la razón haga, jamás lo sabrá. “Dicen” que ha habido gente que ha vuelto de una aparente muerte, luego de un ataque cardíaco o durante una operación pero ¿realmente estaban muertos? No lo sabremos nunca.
Por fe sabemos que Cristo resucitó y creemos en lo que Él nos cuenta sobre la vida más allá de la muerte. Es irrazonable, no participa allí la razón. Lo creemos porque Él lo dijo. ¿Nos estará engañando? No sabemos, sólo creemos.
Sin embargo, hay momentos en que fe y razón se cruzan de una manera tan cotidiana que ni nos damos cuenta. Ayer escuchaba al padre Patrick hablándonos sobre el crecimiento de adoradores del Santísimo. Y dijo, literamente: “Hoy ustedes tienen 25, el próximo año tendrán 60”. Con certeza absoluta. No dijo “si Dios quiere”, no dijo “si hacen lo que les digo”, no dijo “a lo mejor, quizás”. Dijo “tendrán 60”. Punto pelota.
¿Como sabe don Patrick que seremos 60 (primero Dios)? Es evidente que él chorrea fe por los poros, pero también es cierto que tiene contacto con aproximadamente un millón de adoradores alrededor del mundo. En su vastísima experiencia haciendo crecer grupos de adoradores, no es raro que “sepa” estadística y razonablemente hablando que “el próximo año seremos 60”, sí o sí. Pero algo podría fallar, ¿no es cierto? La estadística no es ciencia exacta cuando se trata de predecir un fenómeno individual. Sin embargo, Patrick dice “serán 60”, sin asomo de duda. Eso es fe del tamaño de un aguacate, deja ya la semilla de mostaza. Y la montaña se moverá, no tengo la menor duda.
La pregunta es: Cuando tenemos EVIDENCIA de que lo que creemos por fe es cierto, ¿deja de ser fe y se vuelve razón? Suficiente cantidad de veces me he empeñado en rezar “un Rosario diario” por cierta intención e indefectiblemente se cumple (si es voluntad de Dios). Dado que podemos saber con bastante precisión cuál es la voluntad de Dios, ¿entonces el rezo del Rosario se vuelve ciencia?
Decía Arthur C. Clarke que “cualquier tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia”. De mismo modo podríamos decir que “cualquier fe suficientemente avanzada es indistinguible de la ciencia”. Sorprendente.