Vivo mi vida al máximo
Cada vez que oyes esa frase “hay que vivir la vida al máximo”, te imaginas un tío lanzándose sin paracaídas desde un puente en Australia hacia un río infestado de canguros rabiosos.
Pero si te pones a pensar un poco, suponiendo que ese personaje sobreviva la experiencia, él no está viviendo la vida al máximo y te lo voy a demostrar.
Pongamos un ejemplo sencillo, para sentar la base. Si tu hicieras lo de saltar de puentes todos los días, sería como si tomaras todo tu salario del mes y te lo gastaras en un sólo día. ¿Qué pasaría el resto del mes? Que no vivirías al máximo, sino muy por debajo del mínimo. En promedio, pasarías 29 días como un vagabundo bajo un puente, por vivir durante un par de horas como un majará. Si es tu gusto, vale, pero no estás viviendo al máximo.
Si realmente quieres sacarle el máximo provecho a tu salario, lo correcto es que lo dividas equitativamente entre los 30 días del mes y te gastes “el máximo” asignado para cada día. Así vives toda tu vida al máximo y no pasas hambre ni un día.
Hasta allí, la teoría muy bien. Pero lo cierto es que unos días gastas más y otros menos, surgen emergencias que te dejan pelado antes de fin de mes y entonces, una mejor estrategia es distribuir tu dinero equitativamente, pero no gastártelo todo. Digamos, según mi experiencia, gastar el 80% es una buena medida. El 20% te da un colchón para afrontar emergencias relativamente normales y no detener tu vida.
La cifra del 80% no es casualidad. Llevo años estudiándolo y una persona altamente eficiente funciona al 80% de su capacidad. Esto significa que siempre tiene reservas de energía, tiempo y conocimiento para hacer esfuerzos extraordinarios y nunca vive agotado. Eso de vivir “al 100%” es falso y más falso aún lo de “dar el 110%”. Nadie, ni Dios ni Superman son capaces de dar el 110%. Dios tiene poder infinito y dar 110% significaría dar infinito más 10%, lo cual es ridículo. El que te diga que da el 110% te está mintiendo: en realidad tiene mucha más capacidad y te quiere hacer creer que te está dando hasta la muerte. No es cierto, no es posible.
Dicho esto, una persona que vive su vida al máximo tiene un extraordinario parecido a una persona sensata que no se endeuda, vive dentro de sus posibilidades, duerme sus horas correctas, cumple sus obligaciones y ahorra parte de sus ingresos.
Pero vayamos un poco más profundo. ¿Cuál es tu objetivo en la vida? No me voy a liar mucho, pero asumamos de manera sencilla que quieres vivir muchos años. ¿Realmente torear canguros rabiosos en el fondo de barranco te parece la forma más eficaz de vivir hasta los 90 y morir feliz al lado de tus nietos y bisnietos? No te deseo mala suerte, pero si te quedas moñeco a los 29, tu vida apenas llegó al tercio, bastante alejado de tu intención de “vivir al máximo”.
Así que para no ponerte triste, sólo quiero decirte que un tío como yo, de edad madura, con cuatro hijos, trabajo más o menos estable y vida ordenada, está viviendo su vida mucho más al máximo de los que arriesgan su vida lanzándose en patineta frente a los tranvías de San Francisco. Deberían decir “quiero vivir lo menos posible”, y eso describiría mejor su actitud que “vivir al máximo”. ¿No te parece?