Creo en Dios “Padre”
El próximo domingo se debería celebrar el Día del Padre. Y digo debería porque no se va a celebrar.
En el mundo publicitario hay tres fechas importantes cada año: La Navidad, la Semana Santa y el Día de la Madre. La Navidad, porque es la navidad de todos los comerciantes. La Semana Santa, porque interrumpe todos los planes. Y el Día de la Madre porque es una pequeña navidad. Los demás días especiales no lo son tanto, aunque ahora está empezando a tomar auge el Black Friday. ¿Y el padre? Bien gracias.
Cada vez que trato de entender a Dios, pienso en eso. Que Dios es “como un padre”. Fíjense bien que no dijo Jesús que fuera “como una madre”, que a much@s les gustaría, especialmente a l@s activistas de este milenio. Pero no, Jesús compara al Padre con un padre. Y no me cuesta imaginar por qué.
Generalmente olvidado, no diré que despreciado pero digamos que “poco apreciado”, siempre presente pero jamás recordado, ni siquiera en “su” día.
Los que somos padres hemos tenido que acostumbrarnos a esto. A la madre se le dedica un mes, poemas, actos, bailes, regalos y almuerzos. Al padre no se le menciona como no sea para hablar de irresponsabilidad, autoritarismo, machismo, y todos los demás males del universo. ¿Quién nos salva? Jesucito lindo. ¿Quién manda los huracanes y las erupciones volcánicas? Dios. ¿Quién intercede por ti? La Santísima Virgen María. ¿Ante quién? Ante el ogro que le salen rayos de los ojos para mandarte al infierno.
¿Ya te diste cuenta de lo ridículo del asunto? Ni tu ni nadie. Pasarán muchos 17 de junio antes de que alguien se dé cuenta que sin Papá no hay Hijo, que le verdadero originador de todo esto es El.